La pesificación, que ya está presente en casi la totalidad de los proyectos inmobiliarios desde el pozo, comienza a funcionar como una “zanahoria” para muchos los inversores locales y otro tantos del exterior.
De esta forma, los emprendimientos en construcción, que crecen bajo la figura del fideicomiso en pesos, intentan escapar del parate que muestran las operaciones de inmuebles usados.
El propietario de una de las inmobiliarias más importantes del país, confirmó que el sector inmobiliario local todavía sigue siendo un refugio de valor importante para los ahorristas y que hoy la opción más buscada por los inversores son los proyectos desde el pozo, que se financian con cuotas en pesos.
En la gran mayoría de los casos, las unidades se expresan en moneda argentina, según la cotización del dólar celeste (un intermedio entre el oficial –$4,78– y el blue –6,32 pesos–. Las cuotas, a su vez, se van ajustando según el índice de la Cámara Argentina de la Construcción y se espera que, por esta variable, las cuotas que pagan las personas sufran un ajuste del 20% en los próximos meses.
Incluso, en el último tiempo están apareciendo este tipo de desarrollos en pesos en zonas de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires que hasta hace poco tiempo no parecían interesantes para los desarrolladores. En los barrios de clase media se pueden conseguir unidades por 48 cuotas de 4.000 pesos. Además, este tipo de propuestas también se expande en las principales ciudades del interior del país.
Lo cierto es que los desarrolladores que llevan adelante diferentes proyectos de viviendas en todo el país fueron los primeros en adaptarse a la pesificación del mercado. La razón es simple: gran parte de lo que recaudan lo reinvierten para seguir adelante con ese proyecto o con otros nuevos que lanzan en paralelo. La ventaja que tienen es que todos los costos de las constructoras son en pesos.
Usados. No obstante, el mercado de los inmuebles usados vive otra realidad ya que los dueños de las unidades todavía no se resignan a no recibir dólares. Desde el sector agregan que “sólo en los casos en que el vendedor necesita vender sí o sí, puede ceder entre 15 y 25% del valor en dólares de la propiedad que tenía antes del cepo cambiario, dependiendo de las condiciones de pago y, sobre todo, del estado del bien”.
Por su parte, Germán Gómez Picasso, titular de la consultora especializada Reporte Inmobiliario, coincide. “Hoy la gente que no está apurada por vender, no acepta quita en el precio en dólares.”
Claves para invertir desde el exterior
1. Los extranjeros que ingresan dólares al país se les convierte en pesos a la cotización oficial.
2. Tendrán que gestionar acá una CDI (Clave de Identificación) que se tramita en la AFIP. Si el aporte que realiza al desarrollo inmobiliario supera el mínimo no imponible para bienes personales deberá inscribirse en este impuesto.
3. Al momento de vender, deberá hacer la consulta a la AFIP para determinar el impuesto que el escribano retendrá en concepto de transferencia de inmuebles. Allí se determinará si obtuvo alguna ganancia con el inmueble y, en ese caso, si tiene sus declaraciones juradas y pagos al día.
4. Si no obtuvo ganancia alguna, la AFIP determinará el monto de la retención en 1,5% del precio de venta, que es el mismo porcentaje que pagan todos los argentinos, excepto, el caso de reinversión por reemplazo de vivienda única.
Negocio en las sombras
Hay inversores del exterior que están ingresando sus dólares al país en forma irregular. Conocedores del mundillo de las cuevas financieras de la city porteña aseguran que suelen realizarse triangulaciones de fondos de personas que viven en el extranjero que ingresan dólares en el país, para luego venderlos a cotizaciones hasta mayores que el dólar blue ($7) y aplicar esos pesos al mercado inmobiliario. En esos casos, los inversores –que les pagan a los intermediarios hasta 4% del monto ingresado aunque se arriesgan a investigaciones por lavado de dinero– pueden obtener descuentos de hasta 20% con respecto a los que invierten con la cotización del dólar celeste ($5,55).
Fuente: FEBA
